Una escuela abierta al mundo: educar buscando a Nemo

lunes, 14 de abril de 2014
Las aulas de nuestras escuelas son peceras... y nuestros alumnos y alumnas, los peces que las habitan. Aunque es verdad que hay muchos tipos de peceras (desde esas pequeñitas que solo pueden contener un pececito de color hasta aquellas que pretenciosamente quieren simular el fondo del océano y tienen plantas, piedras e incluso los restos de algún buque pirata), una pecera siempre limita a los que habitan en ella. Del mismo modo hay múltiples tipos de aulas y estas siempre limitan a los alumnos que estudian en ellas.

El aprendizaje verdadero no puede producirse en una pecera, por muy grande y moderna que esta sea. La educación de un niño se produce en el mar, en las profundidades de los océanos, o lo que es lo mismo, en su casa, en la calle, viendo la televisión, haciendo cualquier deporte, navegando por internet, viajando en transporte público o en el auto familiar, escuchando la radio, jugando a un videojuego...

Un símil que me parece muy oportuno para describir lo que debería ser la educación es la película de Pixar Buscando a Nemo. En ella se muestra que el aprendizaje se produce en el camino de búsqueda de Nemo, en las vivencias, en las experiencias, en el contacto con otros animales con costumbres (culturas distintas), en situaciones reales a las que hay que dar respuestas creativas... Y deja en evidencia que la educación actual fuera una película su título sería Buscando memos.

En la película de Pixar, Marlín es el padre sobreprotector que aprende que para educar a su hijo tiene que dejarle “suelto”. Nemo es el hijo capaz de afrontar los problemas, las situaciones nuevas... capaz de adaptarse a las nuevas necesidades. Y, por último, permitidme la licencia de decir que Dory es el personaje que demuestra que la memoria no es el elemento más importante en la educación de nuestros alumnos sino que lo son los valores, las emociones, los sentimientos, la creatividad, la iniciativa y la autonomía personal...

La escuela, por definición y por tradición, es un espacio cerrado, seguro, controlado y controlable (panóptico); pero para educar de manera significativa debemos abrirla, ir más allá, conectarla con la vida misma, con el mundo, con la sociedad, con las personas... Se dice que para educar a un niño hace falta la tribu entera, pero en realidad deberíamos decir que para educar a un niño debemos dejarlo interactuar con la vida entera.

13 comentarios:

  1. Salvador, sin duda siempre das en el clavo con tus opiniones. En esta ocasión la analogía ha quedado muy bien. Un saludo.

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  2. lo felicito por su escrito, a veces la realidad de nuestras instituciones educativas, nos golpea para recordarnos que el camino del proceso de enseñanza y aprendizaje es duro para unos y para otros menos ....

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  3. Lo que daría porque fuera usted el tutor de mi hijo , con eso le digo todo , gracias

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    1. Es todo un honor recibir un cumplido como este!!! Muchísimas gracias

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  5. Salva, un post magnífic!! Ets vocacional.

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  6. me parece muy buena la analogía que se hace con la película "buscando a nemo", por más extraño que parezca, considero que es una gran manera en la que nos acercamos a la educación, también considero que debemos tomar en cuenta el papel del aprendizaje, ya que como es bien sabido este no sólo se da dentro del aula (en una pecera), sino que se encuentra en todas partes en donde los alumnos están en constante interacción.
    muy buena aportación gracias por compartirla!

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  7. Totalmente de acuerdo Salvador. No solo se educa en la escuela, donde todo está estandarizado, y no se les fomenta a los niñ@s la creatividad, ni la iniciativa, etc..si no que los niñ@s se educan en todos sitios donde interactuen. Saludos

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  8. Me sumo a las felicitaciones y comparto la opinión de lo acertado de la analogía. Me ha encantado. Una vez más, gracias por compartir tanto con nosotros.

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  9. Me parece muy correcta e interesante esta analogía que a más de uno/a nos ha hecho reflexionar. Cierto es que la escuela se ha convertido en una fábrica destinada a elaborar clones, desechando a aquellos que no llegarán a ser producto de provecho para la sociedad, el bienestar y la cultura; rompiendo con la creatividad, los sentimientos y lo más importante: olvidando los intereses y motivaciones de los alumnos.
    Como futura pedagoga, lucharé por una educación donde predominen los océanos como fuente de aprendizaje y no las peceras y por que existan muchos profesionales como el personaje de "Dori" demostrando que la memoria no es la clave del aprendizaje.

    Gracias por compartir entradas como estas. Un saludo!!

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  10. Muchas gracias por compartir esta analogía, ¡me ha encantado!
    Una metáfora muy buena y con un contenido increíble de algo que todos deberíamos tener en cuenta.
    Yo siempre he apostado por la escuela, pues creo que es un espacio imprescindible de socialización para los niños, donde ya, desde muy pequeños, se les forma en los valores que posiblemente definan su vida; pero como bien has indicado en dicha entrada, esta escuela "está envejeciendo mal", limita a los alumnos cada vez más a su ideología, su forma de vida, sin dejar que estos experimenten y aprendan de todo lo que la vida les da al alcance de su mano.
    Creo, al igual que Carmen, que entre todos, futuros maestros y pedagogos, podemos luchar por romper esas peceras y dejar a tantos y tantos peces atrapados en ellas en océanos de vida.
    Un saludo

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  11. Hola Salvador, soy Andrea, alumna de pedagogía. He descubierto tu blog, y tengo que reconocer que me encanta. Éste en concreto aclara de maravilla con tal analogía el aprendizaje del niño, y los grandes fallos que deberían mejorar. Me repito, pero enhorabuena, y muchas gracias por tus publicaciones. Un saludo.

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